«Soy muy larpeiro, pero donde se ponga un buen jamón que se quite lo demás»
Pedro García Espasandín dejó la vida militar por la pastelería y no se arrepiente. En Gascón lleva ya más de treinta años creando y reinventando dulces para alegrar el paladar de los ferrolanos
Pedro García Espasandín (Ferrol, 1962) se suele levantar a las seis de la mañana, para estar como un clavo, media hora después, en el obrador de la pastelería Gascón de la carretera de Castilla. Con el confinamiento, de sus maestras manos ya no salen deliciosos cucuruchos de hojaldre ni exquisitos bombones, así que ahora puede dormir un poco más, aunque no tan a pierna suelta como a él le gustaría. «Con las preocupaciones no descansas igual. Esto nos pilló justo después de haber hecho una reforma importante en la confitería, y es una pena, porque tras las obras el negocio cogió impulso, pero ahora, con este latigazo, no sabemos qué pasará en el futuro», cuenta el repostero de la emblemática pastelería ferrolana.